La metáfora es un potente elemento de comunicación y una excelente herramienta pedagógica. Nos permite vincularnos con el significado reinterpretándolo e incluso creándolo, usando la variación del contexto para acercarnos al cambiante mundo interior. Sirve para transmitir e intercambiar opiniones. Sin embargo, a diferencia de otros elementos lingüísticos, tiene la particularidad de permitir la manifestación de una concepción acerca de la realidad. Es una de las formas a través de la que cada uno de nosotros expresa y manifiesta su saber sobre determinado tema.
Cuenta con la propiedad de integrar el nuevo conocimiento con el viejo. Necesita de lo previamente adquirido, pero, desde ahí, puede surgir una nueva comprensión. Es más que la suma de las partes, es una integración. Por ello, como oradores, es muy importante conocer la historia del oyente, ya que desde ahí armará su nueva mirada sobre el tema en cuestión.
Tiene la magia de pasar por encima de los límites de lo real o irreal. Mezcla campos que en principio parecerían totalmente ajenos uno del otro. Por ejemplo, utilizando las metáforas y tomando como base cuestiones cotidianas, podemos explicar temas científicos a neófitos. Mediante ellas, las expresiones pueden ganar en sensaciones, olores, sabores o colores que, originariamente, no tienen: tu presencia refrescó mi alma. También traspasa las barreras de términos lingüísticos, de un ámbito a otro, ajeno a su origen: un arco iris de nuevas ideas científicas. No se trata simplemente de vincular un concepto a otro. Significa lo que el individuo, a través de su propia concepción, les asigna como correspondencia.
Es muy importante, al utilizar una metáfora, contextualizar la situación en la que se va a aplicar; siendo un proceso de comunicación, más que una construcción lingüística, permite que los interlocutores generen un vínculo más personal entre ellos.
Las percepciones sensoriales pueden ser expresadas en esta forma, por ejemplo: lo claro y brillante suele estar asociado a la felicidad y lo oscuro, a la tristeza. Frases como: la suavidad de las palabras, saborear la dulzura de las palabras, sonidos interminables o la agudeza del rojo, nos dan una idea.
Las metáforas son mucho más que un recurso estilístico, formando parte esencial de la comunicación, posibilitan un alto nivel de personalización acerca de lo que uno comprende (sobre él).
“Las buenas metáforas hacen algo más que simplemente llamar nuestra atención hacia algunas similitudes ya existentes: ellas nos obligan a ver las cosas desde una perspectiva diferente y a re conceptualizarlas en ese sentido”. (Cacciari, C. (1998: 138)).
AR
Fuente: “La metáfora como proceso cognitivo”, de Luz Amparo Fajardo Uribe. Publicación de UNLPam.
Imagen: https://lairbus.tumblr.com/post/142338768554
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