Es una de esas mujeres argentinas que hizo camino al andar. Primera médica del país y según muchos registros, la primera mujer en recibir un título universitario en Latinoamérica.
Nació el 22 de noviembre de 1859 en la provincia de Buenos Aires. Vivió su infancia en el campo, ya que su padre era estanciero. Su madre ejercía la docencia y ella, según manifestó posteriormente, nació para ejercer esa profesión. A los trece años ya estaba al frente del aula en el colegio rural que dirigía su progenitora. Cinco años después, ya recibida de institutriz, Sarmiento le otorga un puesto en un colegio de varones en la capital argentina, comenzando su vida en la urbe.
Algunas fuentes nombran un episodio que habría sido bisagra en su vida: su mejor amiga, Amelia Kenig, muere luego de una larga y dolorosa convalecencia. Este evento conduce a Cecilia a una decisión clave: dedicarse a la medicina.
Como pareciera ser una característica en su vida, no hizo nada a medias tintas. A los veintitrés se zambulló de lleno en la facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. A los veintiséis fundó la primera Escuela de Enfermeras y Masajistas del país. En 1897 publicó “Masaje Práctico”, libro precursor de la técnica kinesiológica. Consideraba que, en este ámbito, todo era demasiado precario. Se necesitaba profesionalizar esta área de la salud. Dirigió durante tres décadas la institución, luchando contra prejuicios, falta de presupuestos y negligencias del entorno. A la par, terminó sus estudios médicos y, en el ínterin, formó parte de la lucha contra la epidemia de cólera.
Tenía un ADN precursor, en su tesis habló sobre extremar los cuidados higiénicos de los pacientes, así como la asepsia en médicos y enfermeros. Durante toda su carrera esgrimió este punto como una de las temáticas centrales a tener en cuenta en el ámbito de la salud. Hoy nos puede parecer algo obvio, pero hace cien años era totalmente secundario y no se tenía en cuenta este factor.
Buena parte de su recorrido profesional lo hizo en su especialidad, Ginecología y Obstetricia.
Nada parecía detenerla. En una ocasión, durante la visita de la reina de España a Argentina, le escribió una carta pidiéndole audiencia; así, sin más: «Su Alteza Real: Acabo de presidir el primer Congreso Femenino Internacional reunido en Sudamérica, y entre los trabajos tratados hubo uno de una médica española, la doctora Alexander, de Madrid, quien en carta particular habla, como todos, encomiásticamente de Su Alteza, su interés por las actividades de la mujer, su bondad, su sencillez y nos hemos animado a pedirle una entrevista. Entre los asuntos presentados al Congreso estaba la cuestión Trata de Blancas, en que Su Alteza toma tanto interés«. Claro está, obtuvo la audiencia.
Con 35 años, fundó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios. Y cinco años después fue la vicepresidente del Congreso Internacional de Mujeres. En 1900 fundó el Consejo Nacional de Mujeres y la Asociación Obstétrica Nacional.
Inquieta y una realizadora nata, también creó la Escuela Técnica del Hogar, cuyos conocimientos «interesan por igual a todas las mujeres, sea cual fuere su posición social, señoritas, amas de casa y criadas que desean instruirse en las artes domésticas».
Nunca dejó su vocación inicial. Desarrolló una intensa actividad docente, tanto en el nivel primario y secundario como en el ámbito técnico y universitario y, además, no sólo promovió la enseñanza de la puericultura, que es la crianza y cuidado del niño durante los primeros años de la infancia, sino que también fue una precursora en la educación para ciegos, sordomudos y minusválidos.
Al final de su vida consideró que tenía una deuda con el Estado. Decide dejar sus pocos bienes con el fin de que se construya una escuela. A continuación, dejamos su escrito: «Señor Presidente del Consejo Nacional de Educación, doctor Jorge Boero: Como argentina y profesora jubilada, deseo retribuir al Estado lo que de él he recibido y mejorar las condiciones de los que me rodean. Así, en este saludable y precioso paraje de Los Cocos, Córdoba, donde paso mi vejez, he hecho construir un edificio para escuela y casa de la maestra contigua, porque aquí no hay ninguna escuela nacional«.
Murió en Buenos Aires el 10 de abril de 1934.
ALR
Fuentes: Revista Argentina de Radiología, vol. 74, núm. 4, octubre-diciembre, 2010, pp. 361-365, HITOS Y PROTAGONISTAS – Pérgola – Cecilia Grierson, primera médica argentina, Rev Argent – salud pública 2015; 6(24):47-48.
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